Cómo teletrabajar desde casa sin convertirla en una oficina

Hasta hace unos pocos meses, el teletrabajo era uno de esos temas de los que se hablaba mucho, pero se practicaba poco. Ahora se ha convertido en la forma de trabajo de muchos.
teletrabajo

Muchos entendíamos que trabajar en una oficina significaba horas de tráfico en nuestro trayecto de ida y vuelta. Y aunque todos queríamos más flexibilidad y control de nuestro tiempo, ha sido la llegada del Covid-19 lo que nos ha obligado a millones de personas a practicar el teletrabajo.

Después de estar tres meses trabajando desde casa, entre todos lo hemos hecho posible y como mejor hemos podido. Como resultado, según un estudio de Impact Hub Madrid, el 90% de las empresas reconoce que el teletrabajo ha llegado para quedarse aunque quizás de forma híbrida, es decir, combinando el trabajo presencial y desde casa.

El Gobierno ha decretado una nueva ley en la que incluye medidas como la voluntariedad del teletrabajo, la conciliación con la vida personal o los gastos que deben correr a cuenta de la empresa. Por eso, el teletrabajo ya es una realidad.

Cómo trabajar desde casa sin subirse por las paredes

El teletrabajo, en las condiciones adecuadas, puede ser igual o incluso más eficiente que desde la oficina. Sin embargo, separar los límites de la vida privada y la laboral en casa, o tener un lugar libre de  distracciones en mitad de una pandemia ha sido en muchos casos una misión imposible. Por eso, queremos compartir contigo algunas prácticas que nos han funcionado:  

  • Tu oficina está en tu casa, pero tu casa no es tu oficina. Es importante separar la vida laboral de la privada y, por eso, conviene tener un espacio dedicado al trabajo del que puedas “salir” y desconectar cuando termines.  
  • Vestirse, incluso sin salir de casa. Ducharse, desayunar y vestirse marca el inicio de un nuevo día y una separación entre el descanso y el trabajo. Si trabajamos en pijama podemos sentirnos aletargados y en una especie de bucle temporal dormir-trabajar-dormir.  
  • Establecer horarios para organizarse mejor. A veces, sin un equipo a nuestro lado, podemos perder el sentido de horarios que envuelve la oficina. Por eso, una buena forma empezar el día es estableciendo lo que vamos a hacer y cómo lo vamos a repartir, teniendo en cuenta también tiempos de descanso.  
  • Comenzar las reuniones con un "¿qué tal?". En una oficina hablamos con compañeros, creamos nuevas amistades y nos reímos. Si cada uno trabajamos desde casa, existen formas de que esos vínculos no se pierdan a través de una videollamada. Sonríe a la cámara o pregunta a tus compañeros cómo están. Pasártelo bien con tu equipo también es una forma de invertir el tiempo.   
  • No tenemos por qué mirar siempre las mismas paredes. Durante el confinamiento no teníamos más remedio que trabajar en casa, pero ahora tenemos más flexibilidad. Cambiar el entorno de vez en cuando ayuda a airear la mente y aliviar la sensación de agobio. 
  • Cuando termines, termina. Apaga el ordenador y desenchufa todo. En la oficina tenemos un horario de salida que respetar, pero cuando estamos en casa puede costarnos más porque no tenemos una oficina de la que salir. Por eso, al terminar la jornada es mejor desconectar el ordenador y la mente con otras actividades que no requieran utilizar el ordenador del trabajo. 

Después de estos tres meses podemos afirmar que hemos creado una nueva realidad a la hora de trabajar. Según un estudio de Adecco, los empleados buscan que sus empresas tengan un enfoque novedoso y empático a la hora de conciliar la vida laboral con la privada.  
 
En Orange Bank hemos aprendido a trabajar desde casa durante todo el confinamiento. Ahora vamos a volver poco a poco a las oficinas, con precaución ante el virus y adaptándonos a este nuevo contexto del teletrabajo que, esta vez sí, ha llegado para quedarse.